Una hornacina bien pensada pone orden donde antes solo había pared. Gana espacio, aligera visualmente y, si está bien enrasada, parece que hubiera nacido con la casa. Esta guía te acompaña desde la planificación hasta el último repaso, con trucos de obra, particularidades por modelo y consejos para que el agua y el tiempo no encuentren por dónde colarse.
Antes de marcar la pared, decide el uso que quieres darle. ¿Quieres almacenaje a la vista o detrás de una puerta? ¿Va en una zona de agua o pared seca? ¿La imaginas completamente enrasada, ligeramente saliente o colgada como un cuadro?
Con estas ideas claras, elige la hornacina que mejor te encaja: La Eurohornacina HNF es versátil en montaje, otras como la Eurohornacina HC/CERAMIC añaden puerta que se monta al final para un enrase perfecto, mientras que las variantes como la Eurohornacina HC/PR, la Eurohornacina H/PRE, la Eurohornacina H/VL o la Eurohornacina HCD resuelven integraciones con cerámica u otros usos muy concretos.
Para la instalación de una hornacina no necesita ninguna herramienta exótica:
Hornacina del modelo adecuado.
Nivel, lápiz o marcador, metro.
Taladro con brocas, tacos y tornillos según el soporte.
Radial para obra o serreta para pladur (para abrir los huecos).
Adhesivo para cerámica y doble encolado.
Sistema de nivelación Wedge o crucetas.
Sellador e impermeabilización en zonas húmedas, como la lámina Waterproof.5.
Paño suave y agua para limpieza inmediata de restos.
EPI: guantes y gafas.
Presenta la hornacina en la pared y marca su contorno a lápiz en la posición deseada. Antes de cortar, con un nivel de burbuja comprueba nivel y plomo. Procura además alinearla con el módulo del alicatado que marcan las piezas y sus juntas: así el borde quedará a ras y las juntas se alinearán solas, sin cortes extraños ni piezas estrechas.
Haz una última verificación de pasos de instalaciones como tuberías, desagües, cables o cajas de registro; consultando planos o con un detector, y confirma la profundidad útil del tabique, es decir, el hueco libre dentro del muro donde encastrará la hornacina. Debe ser suficiente para alojar el fondo del nicho más la capa de adhesivo y el revestimiento. Ese minuto de comprobaciones ahorra horas de correcciones después.
En obra de fábrica o en pladur, abre el hueco con la medida exacta y los bordes limpios: cuanto más preciso sea el corte, menos ajustes habrá después. Presenta la hornacina y inmovilízala en su sitio; si el modelo lo permite, atorníllala provisionalmente para que no se mueva mientras colocas el revestimiento.
A su alrededor, aplica adhesivo y trabaja con doble encolado extendiendo adhesivo en el soporte y en el dorso del azulejo. Así mejoras el agarre y evitas huecos. Usa un sistema de nivelación para garantizar la planeidad entre el borde del nicho y el azulejo para que queden al mismo plano. Limpia de inmediato cualquier resto de adhesivo o mortero sobre el acero inoxidable, es la diferencia entre un brillo que dura y una mancha que no se va. Deja secar según el adhesivo, retira cuñas o espaciadores y remata con un sellado perimetral continuo una junta elástica que recorra todo el contorno sin interrupciones para evitar filtraciones.
Cuando la pared no admite cajeado o buscas un gesto más decorativo, esta es la opción rápida y limpia. Pon la plantilla para marcar cuatro puntos y comprueba el nivel. Taladra, coloca los tacos según el tipo de pared y atornilla dejando la profundidad justa para una sujeción firme. Cuelga la hornacina como un cuadro y vuelve a comprobar el nivel. Si el modelo lo permite, usa el microajuste para alinear con el alicatado.
Si hay puerta, el orden y la paciencia son clave. Coloca la puerta cuando el alicatado esté terminado y limpio. Preséntala en sus herrajes y comprueba nivel y plomo del conjunto: si el marco quedó mínimamente desplazado, ahora es cuando lo compensas con los microajustes de los herrajes. Así garantizas el enrase y que la hoja abra y cierre sin roces. En puertas con integración cerámica, respeta espesor y peso recomendados y reajusta tras el fraguado para recuperar la alineación perfecta. Antes del sellado definitivo, haz varias aperturas de prueba y ajusta herrajes si fuese necesario.
En las variantes de hornacinas con tapa cerámica y otras particularidades, conviene una fijación inicial con tornillos para que la caja no se desplace mientras integras la pieza frontal. Mantén cortes limpios, nivelación y limpieza inmediata de restos para un frente visualmente indistinguible del paño.
Para subdividir el hueco, instala el Euroestante HB-EST tras fijar la hornacina. Asegura un soporte limpio y a nivel, fija con adhesivo o anclajes y, en zonas húmedas, prepara una impermeabilización previa con Waterproof.5 antes de revestir. El revestimiento se coloca directamente sobre estante y hornacina, respetando juntas para que todo se lea como un único conjunto.
Para tu seguridad, asegúrate de trabajar con gafas y guantes desde el replanteo hasta el último repaso. Durante la colocación y el secado, limpia al momento con agua limpia y paño suave cualquier resto de cemento o mortero sobre la superficie del perfil. Para el mantenimiento diario, evita abrasivos o estropajos que puedan rayar el acabado, con detergente neutro y esponja blanda es suficiente.
Hay problemas que se repiten a menudo: replanteos “a ojo” que desalinean todo, hornacinas que se mueven durante el alicatado, puertas montadas demasiado pronto, sellados interrumpidos que terminan en sombras de humedad.
La receta es para evitarlos es simple: replantea con rigor, inmoviliza la caja mientras trabajas alrededor, deja la puerta para el final y sella sin cortes. Antes de darla por terminada, asegúrate de que la instalación está a nivel, el frente queda a ras, el perímetro está sellado y la hoja abre y cierra suave.
Un escalón con el azulejo suele venir de una nivelación inadecuada. Si el adhesivo no ha fraguado, reajusta con el sistema de nivelación; si ya está duro, a veces una lija de agua finísima suaviza el canto cerámico (y si no basta, toca sustituir esa pieza). Si aparecen sombras de humedad, deja secar a fondo y repite el sellado en un solo trazo continuo. Con puertas que rozan, revisa plomo del marco y ajusta herrajes hasta recuperar el juego correcto. Y si en algún momento no te ves cómodo, llama a un profesional: es una recomendación explícita del fabricante.
Si te quedas con una sola idea, que sea esta. El éxito de una hornacina está en tres gestos precisos que son replantear con calma, inmovilizar mientras alicatas y asegurarte de sellar como si el agua buscara cualquier rendija. Con eso, y limpiando rápidamente cualquier resto en la superficie, tendrás una hornacina útil hoy y seguirá impecable durante años.
Y si te queda alguna duda, contacta con nosotros: te ayudaremos a elegir el modelo, confirmar medidas y resolver cualquier detalle para que la instalación salga a la primera.